Viene un hombre subiendo la cuesta,
lleva al hombro su escopeta
y fija en mí una mirada siniestra
Mi mujer me abraza y llora;
mi hija tira de mi chaqueta:
¡No te vayas padre, no nos dejes solas!
El grito infantil cruza el aire,
estalla contra los muros de las casas.
Nadie responde tras los visillos
Ojos que miran y bajan la mirada:
la vergüenza se pinta en sus caras.
Un trueno rompe el silencio
y un rayo alumbra la tarde.
Un barranco, una zanja, una tapia…
Dónde, cuándo, quién lo sabe…
Dos hombres bajaron la cuesta,
y sólo uno vuelve a remontarla.
Sucede en ambos bandos de España
que la avaricia o el poder de las ideas,
transforma a los hombres en alimañas
Ambos bandos son criminales,
injustamente la vida arrebatan
Lo único que los diferencia,
lo único que los separa…
que los unos tienen lápidas
y de otros no se sabe nada
Unos cubiertos de rosas
y otros de jaramagos,
En panteones de mármol,
y en cunetas y prados
¡Pena negra, pena negra!
Hasta en la muerte
Ser discriminado
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