Con el mechón de cabello,
que me diste el otro día
me he hecho la pulsera
que llevo en la muñeca mía
La fui trenzando en mi litera
navegando mar adentro,
en el cielo la tormenta
y en mi corazón tu recuerdo.
Marinero de altura soy,
voy rumbo a Barlovento.
Sufriré durante meses
agobiado por tu recuerdo
Como corona de espinas
o cuchillo bien clavado,
te lleva en el pensamiento.
mi corazón destrozado…
Ante la Virgen del Carmen,
patrona de los marineros,
me he puesto de rodillas
para decirle, amada mía,
lo mucho que yo te quiero.
No permitas, virgencita,
que ella sufra por mi recuerdo,
¡dile que volveré pronto
para comérmela a besos
Y aunque caiga la noche
y me cubra un manto negro
y la tormenta reviente
con ensordecedores truenos…
Y las olas barran la cubierta
y mi atunero acaben rompiendo
y se mezclen las marinas aguas
con las lágrimas que yo vierto…
Aún entonces, en tal cruel trance,
serás mi único pensamiento.
y le pediré por ti a la Virgen,
por lo mucho que te he querido…
por lo mucho que aún te quiero.
Pero no seamos por ahora
tan funestos agoreros
pues pienso volver a El Puerto
cargadito de pescado,
y con los bolsillos llenos
que me diste el otro día
me he hecho la pulsera
que llevo en la muñeca mía
La fui trenzando en mi litera
navegando mar adentro,
en el cielo la tormenta
y en mi corazón tu recuerdo.
Marinero de altura soy,
voy rumbo a Barlovento.
Sufriré durante meses
agobiado por tu recuerdo
Como corona de espinas
o cuchillo bien clavado,
te lleva en el pensamiento.
mi corazón destrozado…
Ante la Virgen del Carmen,
patrona de los marineros,
me he puesto de rodillas
para decirle, amada mía,
lo mucho que yo te quiero.
No permitas, virgencita,
que ella sufra por mi recuerdo,
¡dile que volveré pronto
para comérmela a besos
Y aunque caiga la noche
y me cubra un manto negro
y la tormenta reviente
con ensordecedores truenos…
Y las olas barran la cubierta
y mi atunero acaben rompiendo
y se mezclen las marinas aguas
con las lágrimas que yo vierto…
Aún entonces, en tal cruel trance,
serás mi único pensamiento.
y le pediré por ti a la Virgen,
por lo mucho que te he querido…
por lo mucho que aún te quiero.
Pero no seamos por ahora
tan funestos agoreros
pues pienso volver a El Puerto
cargadito de pescado,
y con los bolsillos llenos
Pagar la hipoteca de la casa
y encargar un hijo nuestro
y quedarme contigo unos días
y acariciarte y con besos
tiernos, encendidos
recorrer tu cuerpo
No hay comentarios:
Publicar un comentario