Qué pretendes, florecilla silvestre,
al intentar conquistar la ciudad
donde habitan seres inteligentes
a quienes nunca podrás engañar.
Vuelan raudas verdades silenciadas
se posan en ventanas y balcones
sin pudor defecan en las fachadas
manchan puertas y rompen corazones.
Pena me das tú, tierna florecilla.
Te deseo una feliz travesía
a pesar de coches y peatones.
y comprendas, amiga, mis razones:
Ay, amor,no todo vale en la vida
Precioso!!
ResponderEliminarPero... a pesar de todo, lo siguen intentando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra tu visita. Gracias por tu lectura y comentario, Rafaél. Un abrazo
EliminarMaravillosos versos, pero la vida surge por los lugares más inhospitos y lucha por abrirse camino.
ResponderEliminarUn saludo.
Ángeles
De acuerdo contigo en eso. Muchas gracias por tu visita y por dejar tu huella, Ángeles. Saludos
ResponderEliminarflor silvestre que altiva
ResponderEliminarllenas de color los jardines
ignoras flores mas bellas
sin pretender realeza me cautivas
¡Wauuu, Mario! Es cierto, las flores silvestres tan despreciadas son más bonitas y desprenden un aroma del que las cultivadas en jardín o invernaderos carecen. Un abrazo
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