Se escuchan aullidos en el desierto y no
es el viento.
Son los gritos de la gente que está
muriendo
El viento arrastra cenizas y despojos,
Y deja atrás un cementerio.
No claves en mí tus tristes ojos, niño,
Que ayudarte yo no puedo,
Aunque
te tengo cariño.
Pues de poderes carezco
Un hedor insoportable
emana de los Parlamentos
Todos miran hacia otro lado
mientras el pueblo está huyendo
Muros de alambres de acero
se alzan en toda Europa
Predican unidad y bienestar
pero parecen decir otra cosa:
"¡Marchaos, malditos sirios!
Dejadnos vivir en paz
¿Qué nos importan tus problemas
mientras nos compre armas Asad? "
Malditos Gobiernos,
algún día el pueblo llano
harto de tanta injusticia
alzará contra ellos las manos
No hay comentarios:
Publicar un comentario