jueves, 30 de octubre de 2014

HORAS BAJAS


Hoy me siento deprimido, un bajón de autoestima. Me he pasado en mis declaraciones a una amiga y temo que ella se haya ofendido.
Tras pasar otra noche en vela, no pude reprimir la ansiedad de mis sentidos y dije más de lo que  en esta sociedad está permitido, y ahora, al intuir que ya nada será igual,  me siento compungido, pues cuando el amor entra en una casa la amistad  por la ventana ya ha huido.
Ella asegura que no pasa nada, que aun así siempre seré su amigo; pero cómo puedo vivir yo teniéndola al lado, tan cerca y al mismo tiempo tan lejos, adorándola más que a Dios, mirando sus labios tiernos  mientras me habla sin escucharla yo, soñando con poder besarla y en mis brazos acunarla. Imaginando mil juegos eróticos en la oscuridad de la noche, devorando su cuerpo y a causa de ello que mi energía yo derroche...
El suplicio de Tántalo es lo que estoy sufriendo: ver la sabrosa fruta a mi alcance y alejarse ella cuando comerla intento.
Ella es tan dulce... tan bonito su cuerpo... Es tan especial, tan única para mi alma... Un torrente de agua en un desierto, una amapola en un trigal, o en la oscura noche un lucero.


6 comentarios:

  1. Amor y amistad pueden ir juntos, pero tienen límites que no se pueden cruzar.
    Un texto que da para mucho.

    Un abrazo

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  2. Muchas gracias, José Manuel. Bienvenido a este rincón. Visitaré el tuyo en cuanto tenga un rato. Saluos

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  3. Precioso Juan
    besos
    Larisa

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  4. Eso si que es un suplicio terrible.
    No te va a resultar fácil.

    Saludos.

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  5. Lo intentaré arreglar, Toro Salvaje. Saludos

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