martes, 11 de junio de 2019

NOSTALGIA

Pintura de Teresita Martí


La noche reina en silencio
Tu recuerdo me desvela
Vives en mi pensamiento
Noche y día, mi gacela.

Tú ahora estarás durmiendo
Mientras un ángel te vela
Y yo aquí solo sufriendo
¡Qué triste vida me espera!

Juan Pan Garcia

viernes, 7 de junio de 2019

A VECES



 

A veces, la vida pasa tranquila.

Demasiado tranquila,

 yo diría rutinaria.

Y no apreciamos el color de las flores

ni las puestas de sol sobre el mar.

Simplemente seguimos el curso del río

hasta donde nos quiera llevar.

Sin saber adónde ir

 sin saber qué mirar

sin saber si leer o escribir

y nos sentamos en el bar.

Todo está hecho, nada importa ya



  De pronto, acostado con la soledad,

de entre la bruma del sueño

surge, en medio de la oscuridad,

una figura que te impacta, que te inunda,

te sobresalta y te convierte en niño…

Y, como tal, haces locuras y te aferras a la vida

y sientes la necesidad de amar a esa figura, 
que  te sonríe y te mira,

de acunarla en tu regazo, de prodigarle caricias

que  iluminen nuestras vidas
 y hagan vibrar ambas almas.

A veces, solo a veces, sucede
 que un alma desahuciada

vuelva a sentir  el calor de un hogar.


Juan Pan García, derechos reservados en Safe Creative, Comons

miércoles, 5 de junio de 2019

UTOPÍA DE LAS ARTES


Buenos días, amig@s:
Llevo unos días muy felices con las noticias y correos que me llegan.
A los diplomas y libros recibidos como premio a mi participación en el concurso de poesía y cuentos organizado por el la escritora Stella Maris, fundadora y directora del CENTRO CULTURAL ROSALÍA DE CASTRO, sito  en Buenos Aires, debo añadir hoy la llegada de un ejemplar de la revista de la Asociación Utopía de las Artes, que me dedica algunos espacios resaltando mi biografía y mis obras, entre ellas, la portada de la revista, que comparto con ustedes.







viernes, 31 de mayo de 2019

PREMIOS EN EL HOMENAJE A POLDY BIRD


Anoche, en la tertulia «Puerta abierta a la imaginación», mi amigo Paco Velázquez me entregó los premios que Margarita Ferrer y yo hemos conseguido  en el Concurso Literario Homenaje a Poldy Bird, la narradora sudamericana más leída de todos los tiempos, quien falleció el 1º de junio de 2018 en Buenos Aires.

Esta mañana mi Carmen y yo hemos ido a tomar café con nuestra amiga premiada en una cafetería, donde le he entregado su diploma y las antologías correspondientes a su merecido premio. ¡Enhorabuena, Margarita!

Margarita y yo agradecemos a Stella Maris, su entusiasmo y dedicación a la Cultura, organizando cada año este certamen internacional en el que con toda ilusión hemos participado.

¡Gracias, Stella Maris!


sábado, 4 de mayo de 2019

A ESTE MAR QUE SE NOS MUERE...





Ayer, día 3 de mayo, un grupo de poetas de la tertulia “Puerta abierta a la imaginación" y del grupo “Poetas de Ahora”,  colaborando  con un evento social  organizado en defensa del Medio Ambiente, fuimos  leyendo poemas en distintos puntos de la playa gaditana  de La Caleta y del castillo de Santa Catalina.

Fue una velada muy agradable que permanecerá para siempre en nuestra memoria.

De las fotos que hice he creado este video, cuya banda sonora son  los poemas que yo recité en ese  mágico lugar. Con los poemas de todos los asistentes, vamos a editar un  libro que lucirá en lugar destacado en nuestras vitrinas.

miércoles, 3 de abril de 2019

EL TREN CORREO DE ANDALUCÍA


 
 Foto de la Red

El tren Correo de Andalucía entró lentamente a las doce y diez en la estación, llenándola de humo y carbonilla de tal modo que se me irritaron los ojos. Había salido una hora antes de Cádiz enganchado a una locomotora de vapor negra, provista de una alta y gruesa chimenea cilíndrica, de cuya boca emanaba una espesa columna de humo que se tendía sobre los vagones y acariciaba los rostros y ropas de los pasajeros, quienes, asomados a las ventanillas, admiraban la bellísima fachada del edificio ferroviario jerezano. 

Las brillantes bielas adosadas a las ruedas se resistían a detenerse y estas chirriaban bajo la presión de los frenos, lanzando bocanadas de vapor por ambos lados, envolviendo en una nube blanca a los curiosos y viajeros que ocupaban el andén.

 El variopinto conjunto de personas que transitaba por los andenes se acercó al tren. Entre ellos había un grupo de soldados cargados con sus maletas de madera; un par de mujeres ofreciendo agua con un botijo a cambio de «la voluntad» y otras dos vendiendo molletes de Arcos y teleras de pan; empleados de RENFE caminando de prisa empujando carretillas cargadas de equipajes hacia los vagones de primera clase; viajeros buscando los vagones indicados en sus billetes; familias compuestas de varios miembros, que al igual que nosotros emigraban a otra parte; ancianos, mutilados de guerra y curiosos que no tenían nada que hacer y acudían a admirar el tren o a enterarse de quién llegaba o se iba; una gitana vieja recorría los vagones cargada con una caja redonda, de madera, llena de sardinas arenques tendidas una junto a otra formando un círculo, que la anciana ofrecía a los viajeros que estaban asomados a las ventanillas a peseta la unidad; la pareja de la Guardia Civil y la policía secreta, escrutando descaradamente los rostros y equipajes, alertas ante cualquier indicio sospechoso; el jefe de estación luciendo su uniforme azul, el silbato en una mano y el banderín en la otra; dos mujeres barriendo el suelo...

Al anunciar los altavoces la llegada del tren, mi madre y yo habíamos abandonado la sala de espera y estábamos ya casi el final del andén, frente a los vagones de tercera clase. En la puerta de uno de ellos vimos un cartel que decía Madrid: en ese debíamos montarnos.

 El tren permaneció en la estación media hora, durante la cual se acomodaron los pasajeros y se cargaron los cofres y sacas en el vagón de Correos. El calor de la caldera derretía el recubrimiento protector de las traviesas de madera de las vías y una mezcla de olor a resinas y alquitrán impregnaba el aire. En el andén, algunos viajeros se despedían de los amigos o familiares que les habían acompañado a la estación; otros lo hacían desde las ventanillas de los vagones.

  Cuando llegó la hora, el jefe de estación tocó el silbato y levantó la banderita; la máquina del tren respondió con un fuerte silbido, al tiempo que lanzaba un chorro de vapor por la válvula que empujaba el pistón engarzado en la biela de tracción de las ruedas, y el tren Correo de Andalucía se puso en marcha exhalando sonoros suspiros.

De los entresijos de mi memoria afloraron recuerdos de un viaje anterior, realizado diez años antes en el mismo mes y con el mismo frío. Entonces yo acababa de cumplir los seis años y mis ojos observaban todo lo que sucedía con el asombro natural de la infancia: era la primera vez que salía de mi pueblo, la primera vez que viajaba en coche, la primera vez que caminaba por una gran ciudad en cuyas calles, de aceras amplias y pavimentadas, lucían los naranjos y las tiendas. Cádiz bullía de actividad: mujeres que entraban o salían de los comercios, hombres tomando café y coñac en las tabernas, limpiabotas sentados en las puertas de las cafeterías, hombres en bicicleta, motos con sidecar, camiones cargados de toneles, muebles o materiales de construcción, turismos, taxis, coches de caballos... Era la primera vez que mis retinas capturaban imágenes de almacenes, talleres mecánicos, escaparates de ropa con maniquíes, guardias de tráfico, semáforos... Y fue la primera vez que me monté en un tren…

 De mi novela «Cuando España despierte», disponible en Amazon:

 https://www.amazon.es/CUANDO-ESPA%C3%91A-DESPIERTE-JUAN-GARC%C3%8DA/dp/1983305561/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=







 

lunes, 1 de abril de 2019

A TI, MUSA MÍA, YO TE DIGO...


 
¡Buenos días, amig@s! Después de dos fines de semana ricos en eventos culturales, iniciamos otra con la primavera ya bien asentada, con sus árboles y jardines florecidos y mis geranios llenos de vida y pidiendo marcha. Ellos  miran desde el alféizar mientras escribo, y cuando vuelvo mi rostro hacia ellos se agitan de un lado a otro, lo cual interpreto como un saludo. Estoy seguro de que si ellos hablaran me dirían: ¿Y hoy qué tontería vas a publicar? Porque los seres vivos  siempre llevan dos caras: la amable de cara al público y la interior, que es la que nos mueve y nos gana.
Y a ti, mi musa, te digo:
Que me tienes ojeroso,
sin dormir estoy contigo
y  me estás volviendo loco.
Sueño, musa,  que algún día
te muestres como me inspiras
y me abraces con cariño.
¡Por tu amor,  mi alma suspira!
 Juan Pan García