viernes, 7 de junio de 2019

A VECES



 

A veces, la vida pasa tranquila.

Demasiado tranquila,

 yo diría rutinaria.

Y no apreciamos el color de las flores

ni las puestas de sol sobre el mar.

Simplemente seguimos el curso del río

hasta donde nos quiera llevar.

Sin saber adónde ir

 sin saber qué mirar

sin saber si leer o escribir

y nos sentamos en el bar.

Todo está hecho, nada importa ya



  De pronto, acostado con la soledad,

de entre la bruma del sueño

surge, en medio de la oscuridad,

una figura que te impacta, que te inunda,

te sobresalta y te convierte en niño…

Y, como tal, haces locuras y te aferras a la vida

y sientes la necesidad de amar a esa figura, 
que  te sonríe y te mira,

de acunarla en tu regazo, de prodigarle caricias

que  iluminen nuestras vidas
 y hagan vibrar ambas almas.

A veces, solo a veces, sucede
 que un alma desahuciada

vuelva a sentir  el calor de un hogar.


Juan Pan García, derechos reservados en Safe Creative, Comons

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