A
veces, la vida pasa tranquila.
Demasiado
tranquila,
yo diría rutinaria.
Y
no apreciamos el color de las flores
ni las
puestas de sol sobre el mar.
Simplemente
seguimos el curso del río
hasta
donde nos quiera llevar.
Sin
saber adónde ir
sin saber qué mirar
sin
saber si leer o escribir
y nos sentamos en el bar.
Todo
está hecho, nada importa ya
De
pronto, acostado con la soledad,
de
entre la bruma del sueño
surge,
en medio de la oscuridad,
una
figura que te impacta, que te inunda,
te sobresalta
y te convierte en niño…
Y, como
tal, haces locuras y te aferras a la vida
y sientes
la necesidad de amar a esa figura,
que te sonríe y te mira,
que te sonríe y te mira,
de
acunarla en tu regazo, de prodigarle caricias
que
iluminen nuestras vidas
y hagan vibrar
ambas almas.
A
veces, solo a veces, sucede
que un alma desahuciada
vuelva
a sentir el calor de un hogar.
Juan Pan García, derechos reservados en Safe Creative, Comons
Muy lindo poema amigo !!!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, amiga Teresita! Un placer tu visita. Besos.
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