El pasado con sus vivencias nos ha configurado:
ha formado nuestro carácter y entendimiento,
nos ha abierto a la luz, sabiduría y pensamiento
Ya no volverá, inútil que estemos preocupados,
porque las aguas del río que bajan hacia el mar
jamás a su fuente original han regresado.
Vivamos por tanto el presente, apreciando la vida,
sintiendo cada una de las cosas que Dios nos da:
El aire fresco de la mañana, el perfume de las flores,
el canto de un grillo
o de la tórtola en el pinar,
el murmullo de las olas del mar al besar la playa,
la sombra de una nube generosa que nos cubre
cuando la piel
expuesta al sol nos abrasa
mientras hacemos con el hijo castillos de arena.
El aguijón de la zarza que defiende sus moras
y nos saca la gota de sangre de nuestras venas
que luce brillante, roja y dolorosamente bella...
La vida es gozar y sentir, sentimiento puro:
El beso apasionado o sosegado, según el momento;
acariciar con ternura la carita del niño que inocente
nos mira con ojos grandes, confiados, inquisidores;
abrazar con fervor a nuestra compañera, "te
quiero"
decirle bajito al
oído, besándola continuadamente.
Conversar, compartir la belleza de los anocheceres,
apoyarse uno al otro,
compartir proyectos y sueños
Sentir el agua fresca descendiendo en tu interior
o la de la ducha acariciando tu piel. Sentir, sentir...
Tomar la cálida mano del amigo y sentir su amistad,
apreciar el amargo sabor de una cerveza y su color,
el sabor dulce o
agrio de los frutos que con asiduidad
agradecida nos regala nuestra amada madre Tierra.
Conmovernos ante el trueno, el relámpago y la lluvia
Amarnos nosotros mismos y amar a los demás...
Sentir la lealtad y el cariño de nuestras mascotas
ir de compras y agradecer el poder hacerlo.
Sentir, amar,
agradecer, perdonar, reír y llorar...
Eso es vida ¡Vívela!