Pintura de Manuel Barahona
Llevaba el hombre un sombrero
Llevaba el hombre un sombrero
amarillento de palma
cubriendo del sol ardiente
su cabeza blanca y
calva
Y su banda polvorienta
a la vista presentaba
unos rodales de manchas
del sudor de la
mañana
Se sentó bajo una encina
de tronco muy retorcido
en cuyo centro
anidaba
orgulloso un joven mirlo
Sacó del zurrón un pan,
y su odre de blanco
vino
y se dispuso a dar
cuenta
de su manjar preferido:
¡Un cacho pan con tocino!
Y mientras el
labrador
comía allí tan tranquilo
se oía el dulce
trinar
de un jilguero
colorido
que iba vestido de
fiesta
aunque no fuese domingo
Y después de haber comido
se tumbó a dormir la siesta
y apenas cerró los ojos
le cayó encima una mierda
lanzada con gran arrojo
por el mirlo
presumido.
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