No sabría yo decir qué fue lo que me llevó a ti,
si fue tu sonrisa o aquel suéter incitador de sueños,
que resaltaba la hermosura y turgencia de tus senos.
O fue quizás la dulzura de tu mirada clavada en mí
El caso es que desde aquel instante me estoy muriendo.
Arde mi corazón, tiembla mi cuerpo, sólo pienso en ti
y tu recuerdo me vuelve loco, y es mi vida un sin vivir.
No sabes tú, amor, mi
cielo, cuánto te estoy queriendo.
Desvelado, corro a mirar al cielo en noches de luna llena
y la miro directamente a la cara, y con fervor le pregunto
si tú también, mi amor, en ese instante la estás mirando,
que refleje y
transmita este mensaje cual gigantesca antena:
Amada mía, dueña
de mi corazón y de mi alma...
Dirige tu dulce
mirada a esa Luna que nos ampara,
y que nos une a pesar de la distancia que nos separa
y escucha lo que te digo desde mi tierra encantada:
Eres lo mejor que he conocido;
entre todas la personas destacas,
como la amapola en el trigo,
el oasis en el desierto
o la fuente en la montaña.
Ángel de amor, gracias por elegirme.
Dios te envió, Princesita mía.
Lo eres todo para mí, vida mía
Te quiero con todo mi corazón.
Un poema de vuelo
ResponderEliminarde reminiscencia y vuelos.
Un poema de inocencia
que grita al viento sus amores...
Me gustó mucho Juan
denota los sentimientos del amor que nunca envejecen.
Abrazos.
Grandes versos amigo, un volcán de emociones, poeta.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Juan.
Muchas gracias, amiga genessis, ¡Cómo vas conociendo mis inquietudes a través de mis versos!
ResponderEliminarEs cierto,amiga: todo se deteriora en nuestros cuerpos físicos por mucho ejercicio y potingues que nos pongamos; pero lo que es el Amor, ése siempre permanece. Un beso
Muchas gracias, Maestro. Viniendo de ti tus comentarios animan a seguir aprendiendo. Un abrazo
ResponderEliminarBello poema lleno de sentimiento.
ResponderEliminarUn beso.
¡Gracias, Mercedes! Besos para ti.
ResponderEliminarLindo poema amigo, es un gran placer pararse en tus escritos para disfrutar mucho tiempo. Mis aplausos mas sinceros.
ResponderEliminar¡Gracias, Rafaél! Encantado de que te guste lo que escribo. Un abrazo
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