Cuando llega el plácido septiembre
cargado de nostalgias
veraniegas
de pasiones circulando por las venas
aventuras que no suponen raigambre
Mes de días soleados
y templados
noches de sueños ardientes, acalorados
sintiendo su piel
suave en las manos,
y en sus entrañas tu miembro abrasado
bebiendo su saliva, mordiendo sus labios
aguantando en la espalda el arañazo
preso del éxtasis al sentir el orgasmo
¡Pobre hombre!, te levantas ya cansado
de revivir virtualmente la experiencia
del frenesí de la
apasionada entrega
de un alma temporalmente enajenada
que ahora ha olvidado
tu existencia
Septiembre, con sus auroras diáfanas
de playas tranquilas, paseos en el parque...
Mujeres con ropas transparentes, arriesgadas
insinuando valles de amapolas y cuevas
canales húmedos ocultos entre las sombras
la sonrisa en los labios, la mente soñadora
Septiembre, llevar los niños al colegio
y tomar chocolate con churros luego
contando lo bueno que fue el verano
omitiendo lo que parecería sacrilegio
El amor de una tarde lujuriosa
la entrega total al desconocido
alguien que no pedirá cuentas
al que pronto dejarás en olvido
tal como olvidaste a las gaviotas
tal como olvidaste a las gaviotas