foto de internet
El sol se detiene para admirarte al medio día
las olas se estiran enamoradas para tocarte
tú repliegas un poco tus rodillas y me miras
y ante mi arrobo apasionado tus labios
dibujan una seductora sonrisa
¡Oh, mi niña, no sabes cuánto te amo!
Presidiendo tus suaves y doradas dunas
dos torres se elevan orgullosas,
desafiando a los vientos
manantiales de leche y miel atraen como a moscas
las miradas ajenas y
curiosas, de placer ansiosas
y saciarán luego la sed de mis profundos sentimientos
entregados ambos en
la intimidad de una alcoba...
¡Cuánto amor encierran tus senos, cariño!
¡Cuánto deseo me provoca tu cuerpo...!
Cuando lo tengo en mis brazos soy un niño
que no sabe
distinguir entre realidad o sueño