Después de un largo tiempo de podredumbre
por que perdí la esencia que me daba vida
juré que jamás me abrasaría en la misma lumbre
y pasé años lamiendo mis propias heridas...
Hoy un nuevo aroma, dulce y embriagador,
ha inundado mi alma triste y deprimida
y en la costra oscura que la recubría
le han salido unos brotes de verdor.
Si la vida en soledad es triste,
¡qué bonita es la vida en el amor!