Hoy quizá la vea,
me pondré mi traje nuevo,
veré mi mejor sonrisa
reflejada en sus ojos negros.
Ella, seguro que al verme
sonríe y me da un beso,
un beso casto de amiga
que no sabe que la
quiero
O tal vez si que lo sepa
y de mí se esté riendo
al verme rendido ante ella
siendo yo un hombre viejo.
¿Y qué me importa a
mí
lo que piense, si
luego
viene y me da dos besos ?
¿No es para eso que vivo?
¿No es por sus besos que muero?
Yo, al asomarme a sus ojos,
veo un hombre apuesto
un poco mayor, es cierto,
preso de mil sentimientos
Y al rozar con mis labios
la ansiada piel de su
cara
tan fina, tan cálida, tan bella...
siento correr la sangre
por las venas de mi cuerpo
como cuando yo era joven
como cuando yo era nuevo
y se me ponía la sangre
como rastrojo ardiendo
Hoy tengo que verla
¡Necesito verla!
Admirar su
bonito cuerpo
da igual si lleva un
vestido
o un pantalón vaquero
Todo lo que se ponga seduce
a tan bonito cuerpo
señalando sus curvas
acariciando sus senos
aspirando el olor de ella
abrazando su cuerpo.
Ella no sabe que yo la amo,
o tal vez si lo sabe
y siente mucho respeto
por lo que su encanto
provoca en mi corazón viejo.
¡¿Y qué me importa eso
si ella viene sonriendo
y me deja darle dos besos?!
¿No es por eso que vivo?
¿No es por besarla que muero
Precioso, poema!!
ResponderEliminarPrecioso!!
ResponderEliminarMuchisimas gracias, amiga Pepa. Tus halagos me animan a continuar en la senda literaria, a aprender a expresar cada vez mejor mis sentimientos. Un abrazo.
ResponderEliminar