Qué susceptible, alma mía,
que ansías con fuerza verla
y cuando la tienes delante
te sientes morir de tristeza.
Parece que te rehúye
descubierta tu flaqueza
y cuando ella se despide
ni siquiera ya te
besa.Pobrecita tú, alma mía
tan noble e incomprendida...
Cuando ofreces una rosa
muerde tu mano la espina
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