Tristes lágrimas las del clavel
cuando su amada rosa se va
con otro clavel muy lejos de él.
¡Pobre flor, no deja de llorar!
Será maldición, yo no lo sé:
cuando él su amor sincero les da
la historia repiten cada vez:
¡De pronto, les deja de interesar!
Nos queda el recuerdo de lo que eran y no de lo que son....
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, quedarse con lo bueno y olvidar lo demás. Un beso, Marián. Feliz Navidad!
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