¡Vete ya, Luna! Levántate, Sol!
Que yo quiero ver feliz a mi niña,
paseando alegre por la campiña,
sembrada de viña y girasol.
En la terraza, bajo un parasol,
aun curtido, mi corazón
se aniña.
Ella me mira sonríe y me guiña,
moldeando va mi alma en su crisol
¡No se cómo la puedo querer tanto!
Mi día dedico a
pensar en ella.
Por ella, mi
alma sufre de quebranto
Su dulce rostro mi mente atropella.
Su cuerpo esbelto y joven, ¡un encanto!
Mujer, esposa, madre: la más bella
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