No es bonita, no, en invierno la viña. Sus cepas, enhiestas y descarnadas, soportan grandes
heladas a la espera de renacer de nuevo en primavera.
De día, un sol débil
las acaricia. En vano: a calentarlas no llega; de noche, de frío la Luna tiembla, y una escarcha nívea cubre la tierra.
El gorrión en sus brazos descansa, atento al vuelo raso del gavilán. La urraca, el cuervo y el ave fría le brindan solidaria compañía
Al cabo resultarán vencedoras y despuntarán verdes
sus hojas. Su tronco con pudor cubrirán, y criarán uvas de placer embriagadoras.
También mi corazón lacerado y
mis huesos cansados del largo y duro invierno, lograron vencer sus dolorosos procesos
No hay comentarios:
Publicar un comentario