Ella es dulce y sana, como la miel.
Alma preciosa por dentro y por fuera
generosa, vivaz, amiga y compañera
leal, mujer especial, un único ser.
En la quietud de la noche,
mi alma va a su encuentro,
guiándose por las estrellas
cruza valles y montañas
altas, majestuosas y bellas
Es hermosa, mi adorada bruja.
Suave como la seda y cálida piel,
dorada cabellera, ojos color miel.
La belleza de su alma es inmensa
Me habla de tiempos pretéritos
de hadas y duendes, de reinos...
Me coge de la mano y sonríe
y volamos juntos con el viento
Me lleva a Babilonia, me muestra sus reinos
Ninive, Attusa, Avalo, Isla de las Manzanas
Arturo, Elaine, Imue, Morgana y ella, Alama
Soy feliz con ella, viviendo tan mágico sueño
Alama es mi musa del alma
la que me habla y me llena
la que a los cielos me alza
y a los infiernos me condena
No sé como llegué hasta aquí, pero me ha encantado la lectura de esta bella inspiración.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Un saludo
Muchas gracias, Elda. Bienvenida a este ricón. Espero que vuelvas a menudo.Saludos
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