sábado, 17 de octubre de 2015

PESADILLAS




Perdido en la ciénaga de aguas negras como el alma que me habita, temo que llegue la noche oscura.
Seres monstruosos  rozan mis piernas bajo el agua, y siento pánico

Mi brújula  no señala al norte como antaño, perdido el imán de su aguja, y me diluyo en la negrura infinita. 

Un rótulo clavado en un tronco indica el camino a la Isla de Cristal
 No puedo salir del pantano: gruesas y altas alambradas sellan la salida
No tengo fuerzas para trepar por ellas, cual hambriento inmigrante africano.
Un hada blanca recoge lirios. Lleva impresa en su suéter la Torre de Pisa.
Yo me ofrezco inocentemente a enderezarla y sus risas resuenan en el bosque.
Ahora me arrastro por el lodo, perdida la esperanza y la fe.
 Quedo a la espera de que Morgana me encuentre y me juzgue.
Nimué, Elaine e Igraine danzan y ríen observadas por la Luna.
 A veces se detienen, se acercan a la valla  y me dicen con desprecio: 
"No eres nadie, lo has perdido todo: tu nombre, tu palabra, tu pluma, tu esencia...
Tus versos ya no encandilan a nadie, y tu prosa no hace sentir.
Que  salgas de ésta es tan improbable como  vendimiar en invierno, 
A menos que  Alama te tienda su mano y te salve la vida."

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