¿Qué hicieron con tu cuerpo, poeta, que nadie lo encuentra?
¿Qué ocurrió la funesta madrugada en que “te dieron café” disparándote en la espalda?
¿Quién te denunció, poeta, para que fueran a casa de tu amigo y te detuvieran?
Según un tal Ruiz Alonso, el hijo mayor del amigo que te cobijaba te sacó a la calle y te entregó a los guardias.
El Dictador ordenó destruir pruebas y documentos para que, de lo sucedido, nadie supiera nada.
Cambiaron de sitio tu cuerpo y, donde no estabas, pusieron piedras
para que la luz de la verdad permanezca siempre en tinieblas.
¡Pero nos queda tu poesía llena de vida!
Y han florecido poetas de los poemas con que
sembraste los campos de tu Andalucía querida,
para que nadie ignore las enormes atrocidades
que cometieron los que odiaban las libertades.
Esos, cuyas almas negras aún honran al Dictador,
en una tumba cuyo fasto tú, más que nadie, merecieras.
Según un tal Ruiz Alonso, el hijo mayor del amigo que te cobijaba te sacó a la calle y te entregó a los guardias.
El Dictador ordenó destruir pruebas y documentos para que, de lo sucedido, nadie supiera nada.
Cambiaron de sitio tu cuerpo y, donde no estabas, pusieron piedras
para que la luz de la verdad permanezca siempre en tinieblas.
¡Pero nos queda tu poesía llena de vida!
Y han florecido poetas de los poemas con que
sembraste los campos de tu Andalucía querida,
para que nadie ignore las enormes atrocidades
que cometieron los que odiaban las libertades.
Esos, cuyas almas negras aún honran al Dictador,
en una tumba cuyo fasto tú, más que nadie, merecieras.
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