El plato de porcelana
no soporta su mirada.
¡Pobre niño que
rebaña
una pizca de comida!
La madre a sus dioses clama
porque brille la justicia
en un mundo de estulticia
que a la muerte
pronto llama
Parirán sus hijos muertos
los cadáveres vivientes
que han perdido sus derechos.
No veo horizonte al frente
solo quedamos los viejos
en un país de dementes
Triste. Un abrazo.
ResponderEliminarBuen finde.
Así es, Amapola: un poema triste como triste es la vida para muchos. Un beso
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