lunes, 1 de mayo de 2023

“NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA”

 



“NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA”

Reside, protegida por un cielo
de altas nubes blancas y plateadas,
en su santuario del Monte Cabezo
la Santa Señora que yo venero.

Subiendo la sinuosa carretera
se atisba de pronto, desde muy lejos,
sobre un peñasco, ¡qué bonita escena!
¡Oh, excelsa figura, la del Santuario!

Muy lentamente suben las carretas
cruzando Andújar van a la montaña.
Caminan esforzados pelegrinos,
a adorarla ellos acuden en masa,

Pienso que lo mío fue un gran milagro
que realizó un día la Señora:
hallándome yo hundido, sin trabajo,
me sucedió lo que les cuento ahora:

A la sufrida madre de mis hijos
la tremenda situación abrumaba:
para comer y pagar hipotecas,
con mi subsidio no nos alcanzaba.

Ella, ¡pobre!, vivía muy asustada,
sus bonitos ojos lucían tristes
en la oscuridad a veces lloraban...
¡Desesperada, rompíase mi alma!

¡Qué difícil llevar el pan a casa!
No hallar trabajo, me desesperaba...
Y buscándolo yo llegué hasta Córdoba
hablé de ello un día con una anciana.

Ella, postrada en una silla rezaba
a una imagen de la Señora Santa.
Puso su mano en la mía y me dijo
con la voz tierna y serena mirada:

Regrese  a su casa, buen hombre,
la Santa Señora ya lo acompaña.
Trabajará durante muchos años
felizmente muy cerca de su casa

Yo, la verdad, no me creía nada.
¿Qué le debo, señora?, pregunté
Señor, usted a mí no debe nada.
Páguele usted a la Santa Señora
que habita sola en su santa montaña
¡La Virgen de la Cabeza se llama!

¿Y cómo se lo pago yo, señora?
Yo no conozco esa santa montaña...
Cuando se cumpla lo que yo le digo,
acuda usted a verla en cuanto pueda
un ramo de flores lleve a la Santa
pues como toda mujer es coqueta.
Su Santuario, lo verá en los mapas.

Y pasó algo que a mi mente rebasa:
¡Un trabajo me buscó la Señora,
a unos trescientos metros de mi casa
donde llevo nueve años, hasta ahora!

Recordé mi deuda con la Señora
¡Tenía que ir a verla con mi esposa!
Fuimos un día gris de viento frío
hasta a la iglesia donde ella reposa.

Entramos ambos en la gran basílica
con sendos ramos de flores bonitas,
que los dos dejamos, agradecidos.
a los pies de la Virgen Morenita

Vimos todo lo que había por ver,
dos medallas en recuerdo compramos,
silbaba el viento y el Sol sonreía,
Sierra Morena enfrente, nos besamos.
Dentro, la Señora nos bendecía.

                  FIN

 
© Juan Pan García



lunes, 3 de abril de 2023

PUBLICAR EN AMAZON


 

Una de las  ventajas de publicar como editor independiente en Amazon es la posibilidad de corregir el texto una vez publicada la obra.

En efecto: en las editoriales clásicas, imprimen una tirada de X ejemplares que una vez publicadas ya no se pueden corregir de los fallos tipográficos   (siempre los hay aun en los libros de editoriales potentes y famosas).

Ayer introduje en mi libro «Ay Dios qué cosas pasan» el Certificado de Registro como Autor. Al mismo  tiempo corregí dos faltas que vi en los ejemplares que he recibido de prueba.

A partir de ahora, todos los ejemplares que se compren mostrarán el certificado del registro de propiedad intelectual inscrito en una entidad privada muy importante.  CEDRO.

La Junta de Andalucía, que  cobra por registrar una obra 15 euros y tarda meses en enviarte el certificado, te obliga a desplazarte a la delegación provincial y presentar una copia física de la obra, llevando en mano el certificado del banco con el pago de la citada tasa.

Supuestamente, puedes hacer esta operación vía telemática; pero yo he perdido diez días intentándolo sin éxito. Por eso he acudido a CEDRO, entidad en la que soy socio como escritor, y la he registrado en cinco minutos, y... ¡GRATIS!

Registrar una obra literaria o artística  no es obligatorio; pero es muy útil cuando vez que alguien la copia o vende alegando que es suya. El certificado con el día y la hora de registro demostraría ante la Justicia quién es, en tales casos, el plagiador.

sábado, 1 de abril de 2023

MI NIETECITA MARTINA




MI NIETECITA MARTINA

Andando aún insegura,

luciendo generosa sonrisa

viene hacía mí, sin prisa

provocando mi locura.


¡Es preciosa mi chiquitita!


Habla el idioma de lo ángeles

—tendré yo que aprenderlo—

aunque casi todo lo entiendo:

señala lo que quiere le alcance.


Ayer la senté en mi regazo

y ella lo observaba todo

con sus preciosos ojos.

rodeada por mis brazos.


Algo de mí ha heredado,

observo con alegría:

marca de la familia mía.

tiene el labio revoleado


¡Que bonita eres Martina!

¡AY DIOS, QUÉ COSAS PASAN!

 ¡Ya han llegado los primeros ejemplares de mi nuevo libro! El séptimo que publico.




Solo han tardado tres días en publicarlo y traerlos a casa.

Estoy muy contento, están muy bien encuadernados y se leen bien.
Espero que ustedes, que tanto habéis reído leyendo en Facebok algunos relatos de los que contiene el libro, lo compréis para pasar buenos ratos ahora que llegan el buen tiempo y las vacaciones. O para regalárselo a una persona querida.
También tendréis un buen recuerdo mío.
Lo podéis comprar, en papel o en ebok, aquí: https://www.amazon.es/dp/B0BZF75XX6

viernes, 20 de enero de 2023

LAS GALERAS



 

Tomándome el aperitivo yo estaba,

cerveza  cero, cero y jamón,

y llega mi Carmen y arroja

las galeras vivas en la cazuela.

¡Ay qué dolor!

Al instante me ha venido a la mente

que en el África negra a mi también

apresado por una tribu demente

 mí cuerpo enterito se quisieron comer.

Me despojaron de la ropa

y sin lavarme siquiera, me echaron en la olla.

¡La leña ardía crujiente bajo mis pies!

Afuera hacía frío, y allí dentro estaba calentito,

 por eso yo, de momento, no me quejé

hasta que el agua empezó a hervir:

¡Me cago en vuestros muertos, negritos!

–bailando dentro, yo les grité—

Los negros, ninguneándome, añadieron sal y un cienpies.

Entonces yo me encomendé al Santísimo

y con lágrimas en los ojos le supliqué:

¡Venga ya, tío, haz un milagrito, joér!

Y al instante se alumbró mi lucidez:

Estáis perdiendo el tiempo, amiguitos

—le dije a un tío, que más feo no podía ser—

Ya me probaron una vez y no estoy bueno.

¿Veis esta señal? —la cicatriz del apéndice les mostré—

 Pues lo que falta se lo comieron vuestros compañeros,

 y la palmaron después, pues mi cuerpo es veneno.

Y vino el hechicero, y me miró por delante y por detrás

Me tocó las nalgas relamiéndose de gusto

pero al ver los güevecillos, ¡se echó a llorar!

 

Al final me sacaron,  me pidieron perdón

y me invitaron a comer: carne de serpiente,

rata ahumada y escarabajos. ¡Qué fatigas, Señor!

 No te entiendo, Dios: ¿Me salvas de un perrito y me echas un león?

Entonces, llegando ronca de las nubes oí Su voz:

¡Gilipollas, estás vivo! ¿Qué más puedo hacer yo?


Y es verdad, gracias a Él, aquí sigo estando yo.

 

©Juan Pan García, el mesmo del otro día

domingo, 25 de diciembre de 2022

EL CACTUS DE NAVIDAD

 


Lento pasa el tiempo

Mas florece puntualmente

En Navidad, recurrentemente

Mi catus navideño.

 

Mi deseo en Navidad,

Para aquellos que me leéis

Que  de la vida disfrutéis

Afirmando nuestra amistad

¡Felices fiestas y prospero año nuevo!

miércoles, 30 de noviembre de 2022

EL SÍ ES SÍ

 


Bonita como una rosa

va  una  niña por la acera,

es frágil cual mariposa,

de sus sueños prisionera.

 

Ella camina y sonríe

pensando que ya la espera

un chico guapo que dice

que en su corazón la lleva.

 

Estaba oscura  la calle

 cerca  de la discoteca.

El chaval viene a su encuentro

mas hay tres más que se acercan

 

Ellos se abrazan y se besan

La manos  en la cintura

van hacia la discoteca.

Detras los siguen las fieras.

 

 Y la cogen por  los pelos

y la empujan a una puerta

y allí los cuatro la violan

 debajo de la escalera

 

Al hospital la han llevado

va sangrando   media muerta

Desnuda sale  en las redes

¡Díos mío, que vergüenza!

 

Todas las teles y radios

 como también  en  la prensa

la prejuzgan  con escarnio

"La provocadora fue ella".

 

 

Pues  ella lo ha consentido,

dice el fiscal sin vergüenza

a un juez que ya ha decidido

su escandalosa sentencia.

 

¿Qué país es este, Dios mío?

¿Pero qué Justicia es esta?

Injurian  a la inocente,

justifican la violencia

¡Qué justicia más ciega!

 

© Juan Pan García