domingo, 3 de enero de 2016

A QUIEN DIJO DIGO...


Presume la esfinge etérea
de  avances y beneficios,
con su caradura,  pétrea,
gracias a su buen oficio.

Abrumada por su infamia
 mi alma, regresó al camino:
observar la tierna infancia
sin dudar fue mi destino.

Hallé millones de niños
sin disfrutar tres comidas,
huesudos cuerpos lampiños,
con figuras mal nutridas.

Padres buenos, tristes almas
 esposados con el paro,
 víctimas de la usura extrema
Desahucios, ¡qué descaro!

No es de  nieve el crudo frío 
el que constriñe las personas.
Las que  dejan sin abrigo,
son tus injustas proclamas.

¿Cómo sin pudor afirmas,
lacayo del  financiero,
"Crecemos, va bien España"?

¡Maldito sea el dinero,
que promete un gran futuro!
No importa que su guadaña
siegue vidas sin consuelo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario