miércoles, 15 de julio de 2015

¡GRACIAS!



Al Dios del cielo he pedido que me ayude a olvidarte, porque yo no lo  consigo.
 Paso las noches en vela pensando en ti, en cuando tú yo nos escribíamos y hablábamos por teléfono.
 Entonces  éramos muy amigos.
Reconozco que son, sin duda alguna, de los momentos más felices que  he vivido...
En la noche serena aún resuenan en mis tristes oídos tus sonoras risas.
Tu voz cálida y cariñosa al teléfono embriagaba mi corazón henchido.
Aún siento en mis labios la suave y cálida piel de tu cuerpo,  la dulzura de tu boca y el sabor de tu sexo en una tarde loca de playa, que el tiempo ha engullido.
 Me quedo con lo bueno que me has dado; lo demás lo dejo,  no ha existido.
Por esos momentos felices, querida amiga, te estoy muy agradecido.
¡Gracias, mujer! Jámás te olvidaré


7 comentarios:

  1. El rescoldo aún está candente, poeta. Un gran abrazo, Juan.

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  2. Seguro que jamás la olvidarás.
    Eso es de por vida.

    Saludos.

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  3. Sin terminar de comprender pues como mujer el engaño si lo hubo me duele por mi y porla engalada, es un bello poema. Besos mi querido Juan!!

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  4. Quise decir engañada aunqe solo puede ser una excelente creacion, pero se aemeja mucho a la realidad!! Besitos!!

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  5. Gracias por dejar tu huella, amigo José Salas. Un abrazo

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  6. Pura creación literaria, M.Susana. inspirado en recuerdos que uno guarda de otra época. Un beso, gracias por tu paso.

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  7. Lo sé, Toro salvaje. Es de por vida. Saludos

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