viernes, 27 de abril de 2012

EL DESALIENTO



Foto de internet



Preguntábase el anciano
si de algo había servido
el haber luchado tanto
por el futuro de sus hijos.

Sentado ante el televisor
escuchaba las Noticias
apretando, impotente,
sus manos sarmentosas 
huesudas, cuarteadas,
temblorosos los labios,
rojo el rostro por la ira,
húmedos los párpados
corazón roto, deshecho
ante el robo perpetrado
de todos sus derechos
por la misma ideología
que el año treinta y seis
arrasó todos los sueños
sembrando los campos
con un millón de muertos.

Por su mente desfilaron
aciagos años de infancia
para comer nada tenía
y rebuscaba en la sierra
espárragos, tagarninas, 
y cardos borriqueros
que su madre hervía.

Media telera de pan
y cuarto litro de aceite:
salario de todo un día.
Y al que por desgracia
le tocaba caer enfermo
por la dureza de la vida
mejunjes caseros bebía. 
Ni médicos ni boticarios,
¡Porque dinero no había!

Un hombre escuálido, desarrapado
Con más hambre que un galgo viejo
que afirmaba ser maestro
visitaba las chozas y ofrecía
enseñar a leer por unos chavos.
«¿Para qué queremos leer
si para comer no tenemos ?
–le respondían los esclavos—
El Saber es manjar para ricos;
los pobres, suficiente tenemos
con trabajar de sol a sol
por un poco de pienso,
al igual que los borricos».

Y ahora que tras tantos sacrificios,
sus hijos son libres ciudadanos,
que sus nietos son universitarios.
Ahora que con su cuerpo no puede 
y de todos los demás necesita.
Ahora que deberían ayudarle
tal como está escriturado
en el seguro que toda su vida
en cada nómina ha pagado…
¡Llegan estos salvapatrias
y rompen el contrato!

No descansa el Señorito
de incordiar y hacer daño
demostrándose así mismo
que es superior al rebaño

miércoles, 25 de abril de 2012

EN LA PLAYA

Hoy estoy especialmente triste, pues como cada año hoy, a solas con mis pensamientos, celebro el aniversario del día, marcado en mis recuerdos, en el que juramos para siempre amarnos, y nos dimos nuestro primer beso.

Aquel día todo me parecía hermoso, ¡yo alucinaba! Fuimos andando a la playa; pensábamos pasar allí el día, pero nos quedamos hasta el alba...

Todo lo que recuerdo de aquel día te lo cuento en esta carta, cada detalle, cada momento

pasado junto a ti, vida mía..., que fueron para mí los más felices de mi vida:

Las amapolas en el trigal,

los geranios en las ventanas;

tus labios rojos

en tu carita blanca.

Unas rocas,

allí en la playa,

rompían las olas

de espumas blancas.

El Sol en el horizonte,

el despertar del alba,

la belleza de tus senos,

la suavidad de tus nalgas...

Los pinos, que daban sombra,

el trajín de las gaviotas,

la expresión de tu cara

cuando te besaba en la boca.

Una vela allá a lo lejos,

por las azules aguas,

y en el cielo azul,

nubecillas blancas.

Tumbado al sol en las dunas,

al canto de las chicharras,

viendo cómo movías el culo

caminando hacia la playa
Fragmento del tema: CARTA  DESESPERADA DE   AMOR